REFLEXIÓN QUE HA COMPARTIDO EN UN GRUPO ALEX GONZÁLEZ Y QUE OS TRAIGO PORQUE ME PARECIÓ BELLA DE VERAS.
Padres huérfanos de hijos
“Hay un período en el cual los
padres quedamos huérfanos de nuestros hijos”. Es que los niños crecen
independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes.
Crecen sin pedirle permiso a la vida. Crecen con una estridencia alegre y, a
veces, con alardeada arrogancia. Pero no crecen todos los días, crecen de
repente.
¡Un día se sientan cerca de nosotros y con una naturalidad increíble
nos dicen cualquier cosa que indica que esa criatura de pañales, ya creció!
¿Cuándo creció que no lo percibimos?
¿Dónde quedaron las fiestas infantiles,
el juego en la arena y los cumpleaños con payasos? El niño crece en un ritual de
obediencia orgánica y desobediencia civil.
Ahora estamos aquí, en la puerta
de la discoteca, esperando no sólo que crezcan, sino que aparezcan….
Aquí
estamos muchos padres al volante esperando que salgan zumbando sobre patines,
con sus cabellos largos y sueltos.
Y allí están nuestros hijos, entre
hamburguesas y gaseosas en las esquinas. Con el uniforme de su generación y sus
incómodos y pesados morrales en los hombros.
Acá estamos nosotros, con los
cabellos canos.
Y esos son nuestros hijos, los que amamos a pesar de los
golpes de vientos, de las escasas cosechas de paz, de las malas noticias y la
dictadura de las horas.
Ellos crecieron amaestrados, observando y aprendiendo
con nuestros errores y nuestros aciertos.
Principalmente con los errores que
esperamos no se repitan.
Hay un período en el cual los padres vamos quedando
huérfanos de los hijos.
Ya no los buscaremos más en las puertas de las
discotecas y del cine.
Pasó el tiempo del piano, del fútbol, del ballet, de
la natación, del béisbol…
Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante
de sus propias vidas.
Deberíamos haber ido más, junto a su cama al anochecer,
para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sabanas de
la infancia. Deberíamos haber ido más a los adolescentes cubrecamas de aquellos
cuartos con calcomanías, afiches, agendas coloridas y discos
ensordecedores.
Pero crecieron sin que agotáramos con ellos todo nuestro
afecto.
Al principio fueron campo, playa, navidades, pascuas, piscinas y
amigos.
Si, había peleas en el auto por la ventana y la música de moda.
Después llego el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo,
un sufrimiento. No podían dejar a sus amigos y primeros enamorados.
Quedamos
los padres exiliados de los hijos.
“Teníamos la soledad que habíamos
deseamos…”
Y nos llego el momento en el cual sólo miramos de lejos, deseando
que escojan bien en la búsqueda de la felicidad y conquisten el mundo del modo
menos complejo posible.
El secreto es esperar…
En cualquier momento nos
darán nietos.
El nieto es la hora del cariño ocioso y la picardía no ejercida
en los propios hijos. Por eso los abuelos somos tan desmesurados y distribuimos
tan incontrolable cariño. Los nietos son la última oportunidad de reeditar
nuestro afecto.
Por eso, es necesario hacer algunas cosas
adicionales…
CREZCAN !!!!
Así es. Los seres humanos sólo aprendemos a ser
hijos después de ser padres…
Sólo aprendemos a ser padres después de ser
abuelos….
En fin, pareciera que sólo aprendemos a vivir después que la vida
se nos va pasando….
Autor desconocido
|
sábado, 23 de junio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario