Mientras esperas el cielo, no te olvides que la
tierra te espera a ti.
Permanece con los
pies fijos en la tierra, y con la cabeza elevada al cielo.
Mejora el
camino que recorres, haciéndolo más confortable para los que siguen tus huellas.
Trabaja con las manos, da consuelo a los tristes, enjuga las lágrimas de
los que lloran...
Tú no puedes caminar solo.
Ayuda a todos los
que andan a tu lado con el mismo objetivo: La
perfección.
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