sábado, 23 de junio de 2012


Mientras esperas el cielo, no te olvides que la tierra te espera a ti. 

Permanece con los pies fijos en la tierra, y con la cabeza elevada al cielo. 

Mejora el camino que recorres, haciéndolo más confortable para los que siguen tus huellas. 

Trabaja con las manos, da consuelo a los tristes, enjuga las lágrimas de los que lloran... 

Tú no puedes caminar solo. 

Ayuda a todos los que andan a tu lado con el mismo objetivo: La perfección.
 
 

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