lunes, 30 de septiembre de 2013

REFLEXIÓN PARA HOY





Ayer salí a comprar el periódico. No me interesaba un periódico en especial, ni una noticia en especial. Quería el periódico para leer, como lo usan todos las personas que compran un periódico.


Por doquier los periódicos conservan formatos parecidos, y sus noticias son parecidas, para no decir iguales, por tanto, unos y otros traen las mismas imágenes desgreñadas y los mismos rostros borrosos bajo bultos de tinta que se adhiere a las prendas más íntimas: las manos.


Mi búsqueda se centraba en un periódico que no tuviera algo. Sabía que no podía encontrarlo sin hacer la pregunta compleja, pero seguí en su búsqueda indagando con la mirada.


De mucho caminar y huronear por entre los puestos de revistas, al fin lo encontré. Hallé lo que buscaba. Un periódico que se auto proclamaba HOY.


Qué alivio. Después de tanto buscar lo que quería, había podido toparme con un periódico como lo había soñado. Y traía en caligrafía ausente, lo único que quería que no trajera: la fecha. Simplemente que dijera HOY.


Qué regusto, al fin un periódico que no traía fecha, y como su nombre lo declaraba, únicamente HOY. Y pensé entusiasmado, que de la misma manera como sirve para leerlo HOY, me servirá para leerlo mañana, y pasado mañana, porque siempre será HOY.


El día que los periódicos dejen de estampar la fecha en sus hojas de noticias, el mundo respirará aliviado, porque habrá menos noticias viejas, menos noticias nuevas, y todas las informaciones parecerán completamente nuevas, fresas recién estampadas por la imprenta, como nos gustan las noticias, como si recién nos levantáramos al mundo, y la memoria popular por fin descansará del control del TIEMPO.

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