Cuatro cuentos, con transparencias y retroproyector, sirven de base para crear en el alumnado de tres años todo un mapa conceptual sobre elementos de la naturaleza en otoño. Nubes, viento, hojas secas, lluvia, setas o frutos toman vida para transmitir sentimientos y valores a la vez que nos ayuda a observar la naturaleza en nuestro patio.
Estos cuentos los materializamos en un mural, en la construcción de un árbol tridimensional el rincón de la naturaleza, en libros sobre hojas, cuentos o canciones, y en una gran fiesta de los frutos del otoño con todo el ciclo de Infantil.
CUENTOS DEL OTOÑO
Las dos hojitas.
Era un gran árbol lleno de hojas hasta un día en que apareció un gran viento que comenzó a soplar y soplar. Las hojas iban cayendo al suelo una tras otras. Unas se llenaban de barro, otras las pisaban los niños, y otras iban a parar a la basura cuando las recogía el barrendero.
Había en lo alto de una ramita dos hojas que lloraban porque no querían caer al suelo. No querían llenarse de barro, que los niños las pisaran o que las echaran a la basura. Cada vez que venía el viento se movían pero se agarraban con su rabito muy fuerte a la rama del árbol. De pronto dijo la más pequeñita: "tengo una idea, mira aquel pájaro que vuela por el cielo, por qué no esperamos que venga un gran viento y volamos como él". A la otra hoja le pareció una estupenda idea.
Cuando sopló un gran viento las dos hojas soltaron su rabito de la rama del árbol y volaron por el aire, muy alto, muy alto, hasta desaparecer junto a los pájaros del cielo.
En el teatro, la nube sopla a las dos hojitas.
Las dos gotitas
Las dos gotitas de agua vivían en una gran nube. Comenzó a llover y la gotita pequeña no quería caer, le daba mucho miedo. Su mamá le contó que era muy divertido, que un día calló en una flor, otro día en una casa y otro día en una calle muy bonita. La gotita pequeña ,con mucho miedo, agarró de la mano a su mamá, cerró los ojos y se dejó caer.
Las dos gotitas de agua cayeron junto con las demás, formando una gran lluvia plateada. La mamá mojó la hoja de un árbol, se resbaló y cayó al suelo produciendo un gran ruido: "plaf". Su hija, como era más delgadita, tardó más en caer, se posó sobre un paraguas rojo realizando un ruidito: "clic". Después resbaló y cayó en la gorro de una niña, "clic", se deslizó por su nariz para más tarde gotear en su impermeable azul. Al final acabó en unas botas de agua. Estuvo un buen rato en la bota hasta que la niña comenzó a andar u cayó a un gran charco que había en el suelo. Allí encontró a su mamá a quien le dio un gran abrazo.
Después de contarse el largo viaje, quedaron fundidas en el gran charco de agua. Más tarde, salió el sol, se reflejó en el charco y apareció un bonito arco iris.
Las dos setas
La pequeña seta vivía bajo en gran castaño junto a su mama. Era un lugar muy fresco y húmedo en el que vivían felices. Cierto día, la pequeña seta, vio a lo lejos a un hombre que llevaba un canasto lleno de setas. –Mamá –dijo la pequeña- yo quiero que ese hombre me suba en su cesto y me dé un paseo por el bosque porque aquí me aburro.
La madre, asustada, le dijo: -¡Estás loca!, ese hombre no está dando un paseo a las setas, sino que las arranca para cocinarla y comérsela. El pequeño se quedó mudo, y temblando de miedo se escondió tras su madre y esperó a que el hombre se fuera.
Las dos ardillas
Clásico cuento tradicional en el que una artilla almacena alimento para el invierno mientras la pequeña se divierte sin prever el futuro. Al final tiene que ser alimentada por la solidaridad de la mayor, no sin antes prometer hacerse más responsable para otra ocasión.
Estos cuentos los materializamos en un mural, en la construcción de un árbol tridimensional el rincón de la naturaleza, en libros sobre hojas, cuentos o canciones, y en una gran fiesta de los frutos del otoño con todo el ciclo de Infantil.
CUENTOS DEL OTOÑO
Las dos hojitas.
Era un gran árbol lleno de hojas hasta un día en que apareció un gran viento que comenzó a soplar y soplar. Las hojas iban cayendo al suelo una tras otras. Unas se llenaban de barro, otras las pisaban los niños, y otras iban a parar a la basura cuando las recogía el barrendero.
Había en lo alto de una ramita dos hojas que lloraban porque no querían caer al suelo. No querían llenarse de barro, que los niños las pisaran o que las echaran a la basura. Cada vez que venía el viento se movían pero se agarraban con su rabito muy fuerte a la rama del árbol. De pronto dijo la más pequeñita: "tengo una idea, mira aquel pájaro que vuela por el cielo, por qué no esperamos que venga un gran viento y volamos como él". A la otra hoja le pareció una estupenda idea.
Cuando sopló un gran viento las dos hojas soltaron su rabito de la rama del árbol y volaron por el aire, muy alto, muy alto, hasta desaparecer junto a los pájaros del cielo.
En el teatro, la nube sopla a las dos hojitas.
Las dos gotitas
Las dos gotitas de agua vivían en una gran nube. Comenzó a llover y la gotita pequeña no quería caer, le daba mucho miedo. Su mamá le contó que era muy divertido, que un día calló en una flor, otro día en una casa y otro día en una calle muy bonita. La gotita pequeña ,con mucho miedo, agarró de la mano a su mamá, cerró los ojos y se dejó caer.
Las dos gotitas de agua cayeron junto con las demás, formando una gran lluvia plateada. La mamá mojó la hoja de un árbol, se resbaló y cayó al suelo produciendo un gran ruido: "plaf". Su hija, como era más delgadita, tardó más en caer, se posó sobre un paraguas rojo realizando un ruidito: "clic". Después resbaló y cayó en la gorro de una niña, "clic", se deslizó por su nariz para más tarde gotear en su impermeable azul. Al final acabó en unas botas de agua. Estuvo un buen rato en la bota hasta que la niña comenzó a andar u cayó a un gran charco que había en el suelo. Allí encontró a su mamá a quien le dio un gran abrazo.
Después de contarse el largo viaje, quedaron fundidas en el gran charco de agua. Más tarde, salió el sol, se reflejó en el charco y apareció un bonito arco iris.
Las dos setas
La pequeña seta vivía bajo en gran castaño junto a su mama. Era un lugar muy fresco y húmedo en el que vivían felices. Cierto día, la pequeña seta, vio a lo lejos a un hombre que llevaba un canasto lleno de setas. –Mamá –dijo la pequeña- yo quiero que ese hombre me suba en su cesto y me dé un paseo por el bosque porque aquí me aburro.
La madre, asustada, le dijo: -¡Estás loca!, ese hombre no está dando un paseo a las setas, sino que las arranca para cocinarla y comérsela. El pequeño se quedó mudo, y temblando de miedo se escondió tras su madre y esperó a que el hombre se fuera.
Las dos ardillas
Clásico cuento tradicional en el que una artilla almacena alimento para el invierno mientras la pequeña se divierte sin prever el futuro. Al final tiene que ser alimentada por la solidaridad de la mayor, no sin antes prometer hacerse más responsable para otra ocasión.
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