La brujita
|
Habían pasado las vacaciones de verano y teníamos que regresar al colegio, me sentía feliz. |
Efectivamente, cuando llegó el primer día de 6º ¡qué suerte! la tutora nos esperaba en la clase muy impaciente; junto a ella estaba un ser especial, pronto nos dimos cuenta de que era una brujita.
Profesores y niños nos reunimos para saludarla. La observamos detenidamente. Era pequeña, hermosa y tenía unas larguísimas coletas. Además, pronto comprobamos que era muy simpática.
En un santiamén la brujita nos contó sus viajes, sus visitas a otros colegios y lo contenta que estaba porque había conocido a niños de todo el mundo.
|
Con suave voz nos dijo: |
Tururú
eres tú.
Tarará
contigo está.
|
Después, con paso lento y decidido se dirigió al horario y ¡clic! con su dedito meñique lo tocó y el horario entero se transformó.
En un ¡plis, plas! se elevó en el aire la brujita y desapareció.
|
Nosotros, silenciosos, la mirábamos atónitos.
Pasaban los días y nos sentíamos maravillados con todas las asignaturas. Las largas y frías mañanas las dedicábamos a descubrir los números hechizados, la lengua hechizada y a la fabricación de hechizos.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario